Otoplastia en niños. La historia de Gage Berger.
La noticia en prensa de un niño estadounidense, Gage Berger, de seis años que pasa por quirófano para solucionar la apariencia de orejas soplillo (se opera a los seis años de otoplastia) no sorprende en absoluto a aquel que ejerce la cirugía plástica-estética.
No es infrecuente, por desgracia, ver a niños en consulta acompañados de sus padres preocupados por el acoso que sufren los niños en edad escolar fuera y dentro de las aulas debido a defectos como las orejas separadas.
El éste caso existe una operación que podemos realizar a partir de los cinco años de edad dada la relativa madurez del cartílago a esa edad. Esta intervención se llama otoplastia y se puede realizar de modo mínimamente invasivo para evitar cicatrices visibles y para evitar complicaciones. El postoperatorio de ésta modalidad de otoplastia que denomino Otoplastia Minimamente Invasiva sin cicatrices lineales es muy llevadero incluso a edades tempranas y no precisa de vendaje.
La operación se puede realizar con anestesia local a partir de una edad en la que el paciente ya no precisa ser sedado (habitualmente a partir de los ocho años).
La duración de la intervención sueles ser de una hora y se realiza de forma ambulante.
De éste modo corregimos en una hora una deformidad que puede, efectivamente minimizar la autoestima y el rendimiento académico significativamente.
La psicología sana depende en parte de un reconocimiento positivo de lo propio, de la propia imagen y fisionomía, de nuestras capacidades y talento, de nuestros gustos y preferencias, etc de modo que todo procedimiento que no suponga un riesgo significativo para el individuo y facilite la autoestima va a repercutir con probabilidad en el bienestar del individuo a corto y largo plazo.
Publicado en La Voz de Galicia.