Botox es un preparado de una neurotoxina producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum. Fue identificada en primer lugar y ligada a una enfermedad en personas que habían comido carne contaminada al inicio del siglo XX. La toxina fue aislada químicamente en 1940. La toxina botulínica de tipo A fue utilizada por primera vez en medicina por oftalmólogos en pacientes que sufrían de una patología denominada “blefaroespasmo”, la contracción involuntaria y excesiva del músculo orbicularis alrededor de los ojos. En las últimas décadas se ha utilizado en el tratamiento de otros espasmos de la musculatura facial. Los médicos que iniciaron estos tratamientos descubrieron que sus pacientes experimentaban un beneficio notable en las arrugas profundas y superficiales de la piel facial.
Botox es un tratamiento complementario ideal para combatir las arrugas dinámicas de la cara. Las localizaciones que normalmente tratamos con Botox son de la frente (músculo frontalis), entrecejo (músculo corrugator) y las comúnmente llamadas “patas de gallo” (resultado de la contracción del músculo orbicularis oculi). Otras aplicaciones que han sido descritas son en las bandas del cuello (músculo platisma) y el uso de Botox como tratamiento de la migraña. El tratamiento con Botox de arrugas de tipo dinámico es muy eficaz y tarda generalmente varios días en establecerse el efecto. La duración de este efecto varía de un paciente a otro así como del área tratada. Los pacientes no sólo se benefician de los efectos directos del Botox, sino que también lo hacen reduciendo , por ejemplo, el hábito de contraer el entrecejo, lo que incrementa la duración del efecto deseado. En general, el efecto dura aproximadamente 3-4 meses. Es común la repetición del tratamiento después de 4-6 meses.
Los pacientes que toman con regularidad suplementos de Vitamina E, medicación anti-inflamatoria o aspirinas, a excepción de los casos en los que se ha aconsejado no interrumpir estas medicaciones por razones médicas, deben parar su consumo 10 días antes de recibir Botox.
El procedimiento es relativamente simple, y es bien tolerado, con molestia mínima o nula, por parte del paciente. Si el paciente lo desea puede tomar un analgésico simple (sin aspirina) media hora antes del tratamiento. El procedimiento en total puede durar un total de hasta 10 minutos, después de éste el paciente puede continuar su actividad normal.
El paciente debe mantener la cabeza elevada durante las 4 horas que siguen al tratamiento.
Evitar el ejercicio físico intenso o levantar objetos pesados durante las 4 horas siguientes al tratamiento.
Es recomendable evitar tocar o frotar la zona tratada durante ese mismo período de tiempo.
La actividad frecuente del grupo muscular tratado hace que el tratamiento sea más eficaz. Es por tanto recomendable intentar contraer las zonas tratadas regularmente durante las 4 horas que suceden al tratamiento.
Pacientes embarazadas, o lactando, deben evitar el tratamiento. Cualquier paciente con patología neuromuscular debe preguntar acerca de su relevancia antes de recibir Botox. Pacientes alérgicos a la albúmina o antibióticos deben indicarlo.